quinta-feira, novembro 10, 2011

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"Una niña indígena perseguía al director del equipo, silenciosa sombra pegada a su cuerpo, y lo miraba fijo a la cara, de muy cerca, como queriendo meterse en sus raros ojos azules. El director recurrió a los buenos oficios de Ticio, que conocía a la niña y entendía su lengua. Ella confesó:
– Yo quiero saber de qué color ve usted las cosas.
– Del mismo que tú – sonrió el director.
– ¿Y cómo sabe usted de qué color veo yo las cosas?"

(Eduardo Galeano, Puntos de vista)

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